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Prensa

Reportaje a María Luisa Fulgueira en Clarín

Noviembre 27, 2013


“Para poder delegar, antes hay que invertir en capacitar” - Clarín www.clarin.com/.../poder-delegar-invertir-capacitar_0_868113306.html Nota a una Marianne ejecutiva y directa: María Luisa Fulgueira




Enamorada de las matemáticas, cualquiera de sus números impresiona. Del tema que sea: suma 9.800 contactos en Linkedin y está dentro del selecto 1% de los perfiles más vistos de esa comunidad de 200 millones de miembros; en la multinacional Dow Corning, catapultó en una década las ventas en su área desde 5 millones hasta 85 millones de dólares; cada Navidad envía ella misma 5.000 tarjetas de salutación por Internet; y a la madura edad de 55 años decidió adoptar de una vez a tres hermanitos juntos. María Luisa Fulgueira (64, contadora) viene de una familia de clase media baja: su mamá a los 9 años fue empleada doméstica y luego operaria fabril; su papá también trabajó en una fábrica (aunque más tarde elaboró alhajeros, crucifijos y portarretratos de peltre). “No hay profesionales en mi familia anteriores a mí”, recuerda. Nació en su casa de Pompeya. Fue a primaria (colegio Famín) y secundaria (Comercial 18 de Parque Patricios) estatales, gratuitas. De chica estudió de todo: desde corte y confección hasta alta costura, taquigrafía en castellano y en inglés, dibujo, piano, pintura. “Mi mama tenía el criterio de que había que prepararse, porque una no sabía con quién se iba a casar”. Y de adolescente fue mucho a bailar a San Jorge, en Mosconi y Nazca, con sus amigas (“siempre fui de tener amigos, de charlar con todo el mundo, de relacionarme fácilmente”) y su mamá de acompañante. Trabaja desde los 18, fue la primera gerenta general de una multinacional en Bolivia (1976), la primera de una multi en la Argentina (1990), y también la primera directora para América latina en una multinacional no nacida en Estados Unidos (1995). En 2009 creó su propia empresa, Daltosur, que distribuye productos químicos. Preside el Foro Argentino de Mujeres Ejecutivas. Fue Business Woman of the World 2012 para la prestigiosa organización Who’s Who, y la semana última fue designada como Top Female Executive.

¿Es cierto que a los 17 tenías decidido qué ibas a ser?
Mi mamá decía que si trabajabas en una multinacional se vivía mejor. Porque en aquella época, los 60, no había ni planes médicos para empresarios chicos, que no tenían ningún tipo de cobertura. Y se decía que para poder vivir bien había que ser gerente.

La palabra ejecutivo tenía una resonancia fuerte en ese tiempo.
Tenía un peso muy fuerte. Yo terminé la secundaria en el 65 y empecé a buscar trabajo. Aunque mi papá no quería que trabajara, yo sabía que en mi casa se necesitaba. Mi mamá me acompañaba a las entrevistas. Y le preguntaba al señor que me entrevistaba si en esa empresa se podía crecer, en su ingenuidad, porque ¿quién te puede decir que no se puede crecer?

¿No era incómodo que tu mamá te acompañara?
No me molestaba porque en esa época no era una cosa anormal, como sería hoy. Era bien diferente.

Era la vida “en blanco y negro”.
Y con televisión reciente, porque la televisión llegó a casa cuando yo tenía 14 años, y no todos la tenían. Nosotros éramos la única casa del barrio con teléfono, por ejemplo. Los vecinos lo pedían prestado y vos se lo prestabas. El mundo era muy distinto y había mucha solidaridad de clase. Yo ayudaba con la tarea a los nenes del barrio más chicos.

¿Tenías una tendencia solidaria?
La tengo. Mi hermano y yo fuimos criados en la solidaridad. Yo hoy hago muchas cosas en solidaridad.

¿Por qué las hacés?
Primero, yo tengo mucho para agradecerle a la vida. Y a mí la desigualdad me preocupa mucho. Pero como además de preocuparse hay que ocuparse, por eso hago cosas que creo que pueden ayudar a tener un país mejor. Puede ser que alguien diga que es una gota en el mar: no me importa, yo pongo la mía.

Otra palabra cercana: adopción.
La gente cree que no tuve hijos biológicos porque prioricé la carrera, lo cual no es cierto (NdR: se casó tres veces, la primera a los 21. Con el primer marido no se animó a tener hijos porque lo vio inmaduro; con el segundo no quiso porque él ya tenía otros siete; con el tercero sí quiso, pero duraron poco y se separaron mal). En la Pascua de 2004, yo vivía en San Pablo y la medio hermana de mi empleada, de 6 años, se vino conmigo a la playa. La nena, hija de un alcohólico, había pedido dinero en el semáforo, escuchaba una sirena de policía y se tiraba debajo de una cama. No conocía el mar, y cuando llegamos empezó a bracear y a decirle al mar que ella iba a ganarle a él. Y yo sentí que si había una criatura que había pasado todo eso y tenía esa voluntad de ganar, yo podía encontrar dos nenas que pudiera adoptar con esas ganas de vivir, aunque hubieran tenido una vida muy dificil. Sentí que algo me había pasado.

Al final también vino un varón.
Brasil tiene un sistema que funciona. Es el único país de Sudamérica con adopción internacional. Presenté una pila de papeles importante. Yo quería dos nenas entre un año y medio y cuatro años y medio. No de menos edad porque con el que no puede hablar no me puedo comunicar. Y no más grandes porque les quería dar una educación diferenciada. Al final de varias evaluaciones, el juez te da un certificado de adoptante aprobado y te podés anotar en todos los tribunales de familia del país. En mayo, yo me anoté de Río de Janeiro hacia abajo en todos. Y el 31 de enero de 2005 me citó el juez: eran tres, dos nenas y un hermanito mayor. Le pedí 72 horas para pensar, y fotos. Cuando vi las fotos me quedé con los tres.

¿Cómo te organizaste?
Ninguna universidad te prepara para eso. Es un desafío nuevo, que una persona como yo lo termina gerenciando, agregándole la emoción. Vos tenés problemas y recursos, emociones y realidades. Y con esos cuatro elementos tenés que jugar.

Con ayuda, supongo...
Tengo dos empleadas los 365 días del año. Como estoy en muchísimas actividades, algo tenés que delegar. Yo de los chicos no delego la salud ni la educación. Y acá no delego la administración de las políticas de recursos humanos. Todo lo demás lo delego, porque si no, no puedo.

La palabra, entonces, es delegar.
Sí. Eso lo aprendí cuando empecé a tomar conciencia de que el día tiene 24 horas y no hay negociación posible. Yo duermo poco, entre 5 y 6 horas, me quedan 18. Y entendí que había que delegar.

No todo el mundo piensa igual.
Es una discusión muy frecuente con mis pares, porque te dicen que no se puede delegar. Y yo digo: para poder delegar, antes hay que invertir en capacitar.

¿Hasta qué nivel delegás?
Hasta cosas inimaginables para otros seres humanos. Porque yo confío, hasta que me demuestres que no puedo confiar. Por supuesto no soy idiota, y hago un proceso de selección pesado, con psicotécnico incluido.

¿Cómo te llevás con el poder?
La palabra poder me gusta poco. Yo hablo de la cúpula, de la pirámide. Maria-Luisa2

Después de tanto recorrido, ¿qué partitura le pondrías a tu vida?
“A mi manera”, cantada por Sinatra. O por Andrea Bocelli.

VER  
PRENSA

La Nación:

La mujer es la nueva revolución francesa
14/07/2021 leer nota

Clarín:

Igualdad de género: “Retrocedimos decenas de años en cuestiones de derechos de mujeres”
11/05/2021 leer nota

Infobae:

Asociación Marianne y Delphine O: un encuentro franco-argentino con eje en los derechos de la mujer
08/05/2021 leer nota

Alliance Francaice
Instituto francés de Argentina